La inteligencia artificial no es algo nuevo, lleva décadas en nuestras vidas. Sin embargo, en los últimos años se han dado una serie de circunstancias que han hecho que se impulse esta tecnología para nuevas oportunidades en salud. Y es que la realidad, pone de manifiesto que los nuevos escenarios tecnológicos están ocasionando un cambio también en los nuevos modelos sanitarios y de investigación científica, con el fin mejorar la detección precoz, la prevención, el diagnóstico y tratamiento de diferentes de enfermedades.
Las aplicaciones de la inteligencia artificial en Neurología son amplísimas, pero se observa una brecha entre los logros que se publican y su adopción en la clínica. Los modelos acostumbran a rendir peor cuando se enfrentan a datos reales en las poblaciones donde no han sido entrenados.
Por otro lado, la medicina es una profesión con una histórica resistencia al cambio en el modo de ejercer su arte. Adopta rápido la tecnología diagnóstica clásica (neuroimagen, neuroinmunología, etc.), pero es celosa de su método anatomoclínico clásico, que es donde la inteligencia artificial está demostrando progresos sorprendentes y exponencialmente rápidos.
La Psiquiatría Digital permite una mejora de la accesibilidad de los pacientes a los servicios a través de la Telepsiquiatría y los sistemas de autocita. Pero ha de ir más allá. Las evaluaciones ecológicas en el momento (EMA) y el acceso a los datos de los móviles serán un instrumento indispensable tanto en el diagnóstico como en el seguimiento.
El complemento de los datos biológicos a través de wereables unido a todo lo anterior ya constituirá una masa crítica de datos con los que la inteligencia artificial podrá aportar entre otros logros, una mejor predicción de recaídas algo fundamental en las enfermedades mentales. .Finalmente y desde un punto de vista terapéutico el uso de chatbots y de serious games permitirán un tratamiento más personalizado.
Lunes, 8 de abril de 2024 – 18:30 h